Nuestra Historia
El terreno ha estado con nuestra familia por alrededor de 50 años. Durante la década de los 70 y parte de 1980, fue una pequeña finca agropecuaria, libre de pesticidas.
Sus propietarios fueron Jorge Álvarez Brenes, Eladio Chaverri Benavides y Miriam Álvarez Brenes, crearon un sistema.
En esta época se tuvieron cabras y ganado lechero, con repastos naturales extensivos y huertas que brindaban a nuestro hogar y el del tío Jorge, vegetales, hortalizas y quesos. Además de los animales domésticos, como se observa en las fotografías, ya se encontraban en la región pinos, cipreses y eucaliptos, como alternativa de cercas vivas y reforestación maderable.
La mayoría de los animales que iban para la finca, pasaron una o más noches en el patio de la casa de Heredia o lotes que papá alquilaba en el Barrio Corazón de Jesús, Heredia.
Lo anterior causaba el alborozo o irritación de los vecinos, y también el de nuestra madre, pues destrozaban el jardín con solo una noche de albergue, en los suburbios de Heredia de los años 70s. Los niños celebrábamos los animales por unos cuantos días, pero al rato caíamos en la cuenta de la labor que involucraban, 365 días/año. Entre los comensales que recuerdo están cabras, ovejas, vacas, caballos, conejos y gallinas.
La calle Amapola se encontraba lastreada hasta el punto donde se encontraba la lechería de don Próspero Lizano, lugar al que llegaba el camión de la Cooperativa Dos Pinos a recoger leche. De ahí en adelante solo con yunta de bueyes, a caballo, a pie o con automóviles de doble tracción. En muchas ocasiones durante el invierno, los autos de doble tracción. se tuvieron que encadenar para subir la primera cuesta después de la lechería que, con los aguaceros, se ponía como un patín resbaladizo de arcilla, con surcos de medio metro o más por el centro de la trocha.
En los 70s tampoco había electricidad después de la finca de don Próspero.
A finales de los 70’s, se vendieron alrededor de 3 hectáreas al norte, con la idea de volverlas a comprar luego, lo cual no aconteció. Al fallecer nuestro padre en 1995, la propiedad se dividió entre los hermanos. Nuestra parcela se mantuvo en barbecho por 20 años.
El 18 de febrero del 2019, nuestra familia, Maximiliano, Alejandra, Claudia y Camila Vásquez Chaverri, iniciamos las primeras etapas del desarrollo, alrededor de un plan general de reforestación con árboles nativos del Bosque Nublado Lluvioso, frutales, cercas vivas, jardines de plantas medicinales, de comestibles nativas y de otras lechugas y hortalizas que nos gustan. Se adquirió parte del lado Norte, que había sido vendido por nuestro padre. Esta esquina que colinda con la calle. Siempre estuvo en barbecho hasta su compra.
La parcela colinda al Oeste con el río Guararí. Esta región a la par del río se mantiene y protege como bosque secundario. Le sigue el charral, “borde suave” con el bosque, que consideramos una área de conservación de especies nativas como bejucos, árboles de la zona, arbustos y cobertura de suelos para contrarrestar el helecho rastrero (helecho macho, Dryopteris filix-mas).
Nuestro proyecto conserva la visión que tuvieron nuestros padres: ilusionar a una o más generaciones a atesorar, cuidar y proteger la tierra, y proveer a nuestra familia de la máxima cantidad de alimentos para su nutrición y bienestar.
—Alejandra Chaverri Álvarez
