Para completar la infraestructura mínima, (galerón, baño seco y lugar de almanameiento), con madera del lugar se construyó una pequeña bodega cerca de una de las huertas.
Es así como el ciclo de uso de recursos se empieza a cerrar. Entre 1980-1984, se sembraron una gran cantidad de eucaliptos, pinos y cipreses, y otros árboles maderables siguiendo, bien recuerdo, sugerencias de los Ing. Forestales de esos tiempos. La densidad de siembra fue muy alta, y si bien son buenas cortinas rompevientos, hoy sabemos que este tipo de árboles acidifican el suelo y y al ser sus raíces muy superficiales, afectan el crecimiento de árboles nativos. Estos árboles no son propios de la zona y no generan ningún beneficio a la biodiversidad, ni a la fauna local. Los hemos aprovechado para construir la infraestuctura necesaria para esta pequeña finca, es decir, no se desperdiciaron ni se dejarán podrir. Vale mencionar que los nuevos siempbros tienen menor densidad, pensando en las características que cada árbol requiere para su buen desarrollo.
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